El seguro de navegación fluvial puede ser necesario aunque sea un modo de transporte muy seguro y adecuado para cargas potencialmente peligrosas.
Además de las ventaja de pocos accidentes, consume menos energía que el transporte por carretera y permite garantizar tiempos de entrega (sin atascos).
En general, la responsabilidad de la empresa de transporte es bastante amplia. Sin embargo, hay excepciones que requieren cobertura por parte del remitente.
Los diferentes tipos de contratos de seguros fluviales Independientemente del modo de navegación: internacional o nacional; la responsabilidad del transportista sobre la mercancía es casi completa. Sólo un caso de fuerza mayor puede eximirle de ello. Existen cuatro tipos de contratos cuando no han negociado cláusulas específicas de transporte: • El contrato de fletamento para el viaje para el que se requiere un título específico de navegación. En él se indicará la ruta y la cantidad transportada. • El pedido abierto de viaje múltiple. Se refiere a una cantidad fija de mercancías pero para varios viajes. • Contrato de tonelaje con tarifa fija por tonelada para una duración de viaje indefinida. • El contrato de tiempo. Consiste en un arrendamiento del buque por un período de tiempo fijo. Sin embargo, es preferible contratar un seguro fluvial en particular para protegerse de los accidentes causados por las mercancías cargadas a bordo. Las compañías de seguros fluviales ofrecen diferentes umbrales de cobertura. • El seguro a todo riesgo incluye la pérdida y el daño de la mercancía. • El seguro de grandes eventos también cubre los riesgos en caso de naufragio, colisión con otro buque o desastres naturales. Además, es posible complementar estas coberturas mediante la suscripción de contratos que incluyen riesgos relacionados con la guerra, los disturbios o los movimientos sociales. Por último, en todos los casos, en el transporte por vías fluviales, el seguro actual de transporte de mercancías es Ad Valorem ("On the value").
